lunes, 8 de diciembre de 2014

El señor de los bosques

La naturaleza te da sorpresas unas veces agradables, otras menos agradables.
Paseando un día por la zona forestal de Sant Boi de Llobregat, encontremos un ave rapaz que no volaba. Al ir a cogerla  no me costó, se  dejó manipular e intente no asustarla más de lo que estaba. Se trataba de un Azor joven; estaba pletórico, fuerte y a primera vista sano, pero no se sostenía en pie. Rápidamente avise a los naturalistas de la zona y entre todos nos pusimos en contacto con los agentes rurales de la zona. Tardaron un poco; mientras esperabamos pudimos disfrutar de esta especie fijándonos en su plumaje juvenil, sus garras afiladas, su  poderoso pico… una maravilla tenerla en la mano. En cuanto vino el agente, le pusimos al día y después de abrir un expediente, se lo llevo al centro de recuperación. A ver si tiene suerte, pensábamos todos, y le pueden salvar la vida los técnicos del centro.
A los pocos días, me puse en contacto con el centro de recuperación de fauna para preguntar por dicha rapaz. Estaban sorprendidos por la recuperación del animal, ya que tenía un fuerte golpe en la espalda, por eso no se aguantaba en pie.
 
Quiero dar las gracias a Ferran, Andreu y Miguel por hacer las llamadas pertinentes y por la larga espera. Creo que mereció la pena.
AUTOR: Antonio Salmerón
 
 

lunes, 5 de mayo de 2014

El extranjero que trajo la alegría


 En la campaña de anillamiento de aves que se viene realizando desde el año 2005 en las balsas de Can Dimoni, termino municipal de Sant Boi de Llobregat, son muchas las alegrías que me han dado durante este periodo. Por poner un ejemplo, cuando  recuperas un ave con anilla de otro país, te da un subidón de energía positiva, que te puede durar semanas. ¿Cuál es el  porqué  de este subidón? La respuesta es que no todos los días se recuperan dichas aves; Dicen las estadísticas que de cada mil aves anilladas, una es extranjera. No siempre se cumple, a veces ocurre antes, otras tienes que echar mano de los santos, si eres creyente, o esperar el  milagro;  en mi caso no ha hecho falta rezar, simplemente era el momento oportuno en el lugar idóneo.

Este año en pleno paso primaveral, capturo un Mosquitero musical con anilla de Londres. Mi alegría es grande, pero mi ayudante de campo y amigo Mario, casi baila cuando le doy la noticia. Y es que a quienes nos gusta disfrutar del campo, con respeto,  estas cosas son las que cuentan, las que hacen que tengamos ganas de que llegue un día libre en nuestra ajetreada vida para hacer otra  jornada de anillamiento, y quien sabe la sorpresa que nos puede deparar…

Antonio Salmerón