domingo, 12 de agosto de 2012

Una sorpresa llamada Abejaruco



 El anillamiento científico de aves proporciona a veces sorpresas al capturar aves que no se suelen dar con asiduidad, y a la vez alegran las jornadas pobres en capturas. Yo no tengo la menor duda que el hecho de anillar  nos da cierta felicidad a los que nos dedicamos a este trabajo de campo. Todos hemos sentido en cierto modo ese bienestar de tener el ave deseada en la mano y después de tomarle todos los datos, al liberarla ver como recobra la libertad. Nos sentimos contentos de haber disfrutado de ese momento tan intenso.

Eso mismo me suele pasar a mí. Después de 16 años anillando aves, de vez en cuando aparece
esa sorpresa de la que hablaba antes y ese día ya valió la pena haber madrugado, haber pasado calor o frío, haberle dicho a  tu compañer@, tu familia, tus amigos; que el domingo en vez de quedarte en la cama hasta las tantas, en vez de descansar, en vez de ir a tomar un vermut, que lo harás porque siempre sacas tiempo, te vas a “pajarear.”


Y en una jornada más bien escasa aparece el milagro: un Abejaruco. Que  belleza de colorido. Todo un regalo para disfrutar. Eso sí, momentáneamente porque el ave pertenece a la naturaleza y es allí donde debe estar.  Honesto seria dar las gracias por dejarme disfrutar una vez más de sus encantos y maravillas, me considero un privilegiado.


AUTOR: Antonio Salmerón